¿Cuántas veces has desesperado ante una rabieta de tus hijos o ante un llanto desconsolado de tus hijos/as?

¿Cuántas veces un enfado os ha hecho dejar de disfrutar el día?

Hemos creído que esa maternidad ideal, de color de rosa, que vemos en las publicaciones de Instagram y en las fotos de las revistas es un camino liso y fácil, sin contratiempos de ningún tipo. Por eso en cuanto nuestros hijos se enfadan, lloran o gritan, sentimos que algo va mal, que eso no debería estar pasando…

¿tú también lo has pensado alguna vez?

Entonces déjame decirte algo: una crianza feliz no va de que nuestros hijos nos digan ‘Amén’ a todo, sino de saber gestionar los conflictos que nos surgen de una manera en que todos ganemos.

¿Existe la maternidad de color rosa?

No todas las mujeres vivimos la maternidad en las mismas circunstancias, ni económicas, ni familiares, ni sociales, ni de salud, ni de nada. Cada una llegamos en un punto distinto de nuestra vida. Con un bagaje distinto, con unas necesidades distintas, con unos sueños únicos.

Y nuestra manera de entender y vivir la maternidad va a tener mucho que ver con ese momento vital que estemos transitando. Yo sé que si hubiera sido madre hace 10 años, mi vivencia hubiera sido completamente diferente y a mí, me hubiera llevado por otros caminos.

Y claro, desde nuestra percepción puede parecernos que otras madres lo tienen más fácil y ese simple pensamiento es prueba de que hemos caído en una de las mayores trampas que nos podemos poner para gozar la maternidad: compararnos con otras madres.

Y esta es el primer mensaje que quiero que grabes a fuego hoy:

No eres objetiva cuando comparas tus 24h al día con 5 minutos al día de otra persona.

No es justo para ti ni para tus hijos/as que trates de encasillaros en un fotograma lleno de hashtags. Como se suele decir, ‘en todas casas cuecen habas’. No se trata de vivir todo el día en ese estado de cuento de hadas y decoración de unicornios, sino de la actitud con la que atravesemos las situaciones conflictivas.

La vida es Yin y yang

La mayor parte del sufrimiento que vivimos en nuestro día a día no tiene tanto que ver con lo que en verdad está ocurriendo como con las expectativas que tenemos de lo que debería estar pasando. Lo que nos mata es ese sentimiento de que las cosas deberían estar siendo de otra manera.

  • Nuestros hijos deberían ser más tranquilos, más dóciles, más colaboradores, más obedientes, más aplicados…
  • Nosotras deberíamos ser más pacientes, afectuosas, asertivas, más rígidas, más superpoderosas…
  • Nuestra pareja debería estar más presente, comprender la crianza como nosotras, apoyarnos más…

Da igual lo que creas que debería pasar. Podría ser una cosa o la opuesta. El problema no es lo que está siendo. El problema es esa sensación de continua carencia, de no estar dando la talla, de sentir que algo estás haciendo mal, de la culpa, otra vez la culpa.

Y aquí va el segundo mensaje que quiero transmitirte hoy:

Todo encierra su opuesto en su interior. Para subir la cordillera de la felicidad hay que atravesar sus valles.

Abraza lo que no es ‘perfecto’ en tu maternidad o en la crianza o en tu familia.

Cada conflicto es tan solo un entrenamiento, una prueba, un desafío para que crezcas, para que aprendas algo que no aún has integrado, para que sanes una herida. ¡Benditos conflictos!

Vale, y ¿como hago en el día a día?

Sí, lo sé. Benditos conflictos pero cuando estás dentro de uno no es tan fácil experimentarlo así. ¿Cómo puedo hacer en el día a día para vivir la maternidad de una manera más plena?

¿Has oído eso de que donde pones tu atención, pones tu energía y se expande? Bien, pues quiero proponerte un ejercicio muy simple, muy fácil de hacer pero que tiene el poder de reconectar con la felicidad en tu interior.

Cada mañana toma 5 minutos para agradecer 3 cosas de tu vida.

Cada noche, toma 5 minutos para agradecer 3 cosas de tu día.

Empezar así la mañana día tras día, va cambiando tu manera de afrontar la vida, y acostarte así te permite conectar contigo antes de dormir. Pero además, el hecho de saber que a la noche vas a buscar 3 momentos de día, te hace vivir cada instante con más atención al detalle, relativizando más las situaciones y quedándote con lo esencial.

Ah no te olvides de los dos pasos anteriores: no te compares y entiende que los conflictos y problemas son parte intrínseca de la vida y de la felicidad.

Hace unos 4 años conocí a Sergio Fernández a través de un vídeo de Youtube. Nos encantó y pasamos semanas viendo sus vídeos cada noche. Recuerdo un vídeo en concreto en que nos regaló una frase con la que empezar el día. Desde entonces, despierto con la intención de no resistirme a lo que la vida me trae y aprender de ello.

Estoy abierta a todo lo que el Universo quiera hoy traerme.

¿Y tú?

¿Cómo vives los contratiempos y desafíos de tu maternidad? Te leo en comentarios.

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7 DÍAS PARA GOZAR LA MATERNIDAD

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